27 de octubre de 2010

Capítulo VII



Yo iba al colegio el “Santo Ángel de la Guarda” en la calle Tornería a pocos pasos de casa, los ventanales con papeles adhesivos en los cristales en forma de X, decían que para cuando cayeran las bombas no se rompieran yo no recuerdo ningún disparo ni ninguna bomba quizás aquí a Jerez no llegaron. También recuerdo muy bien el día que cayó Madrid y acabo la guerra. Las campanas y las colgaduras nuevamente, las gentes por la calle con camisas azules Yo ya tenían 6 años.

La clase era de unos 30 niños y niñas (los Párvulos) sentados en unas gradas, recodaba a un hemiciclo en miniatura y la monja en su cátedra en lo que pudiera llamase la escena en una mesa sobre una tarima, allí nos enseñaban las primeras letras impresas en un cartel amarillento enmarcado, de gran tamaño que sor Thérèse señalaban con el puntero, Las hermanas pertenecían a una congregación francesa -Hermanas del Ángel de la Guarda- (Soeurs de l’Ange Gardien) congregación nacida a principio del siglo XIX con el objetivo educador de la niñez y juventud, especialmente los niños y jóvenes del campo, atenta, delicada y esmerada atención a las necesidades de los pobres. Cuando teníamos que hacer pipi lo pedíamos en francés, fue el único francés que nos enseñaron - Madeimoselle, s’il vos plaît je veux aller aux petite cabinet- .que recitábamos como papagayos sin conocer su significado. Cogíamos una tablita de caoba con una cadena como las llaves de antiguos hoteles que tenia la hermana sobre su mesa y llevárnosla mientras hacíamos nuestras necesidades, servía para que no coincidiéramos dos en el petite cabinet y sobretodo, pienso yo, que no fuera niño niña. Teníamos entre 4 y 5 años. El sexo debía de obsesionar aquella madeimoselle.

Si algún pequeño no se comportaba como era debido lo llevaban al cuarto oscuro, donde lo dejaban un rato llorando y pataleando, yo nunca lo probé, estaba en un pasillo por donde teníamos que pasar a mí me daba miedo hasta tener que pasar por delante de la puerta gris del cuarto.









Ángeles custodios

Había una clase bastante numerosa, “las niñas gratuitas”, (debía de ser un recordatorio para lo que la hermandad había sido creada) con las que no teníamos ningún contacto, las veíamos en su clase camino del jardín del recreo que ella lo tenían a diferente hora que nosotros, así como las entrada y salidas del colegio. Los de pago teníamos unos babi de rayadillo azul y los de ellas beige yo a pesar de mi edad no entendía porque esa separación, pensaba que tenía que ver con el dinero pero tampoco lo tenía claro.

Con 6 años me pasan a otra clase con otra sor muy mayor donde aprendí a leer definitivamente.

Un compañero de clase de ojos claros, repipi y sabiondo que era el preferido de las monjas, creo que le tenía cierta envidia, Se hizo una función de teatro y le dieron el papel principal, lo vistieron de curita con sotana y bonete y recitaba su papel de corrido con el elogio de todos los padres. Pocos días después ya no vino mas al colegio. Las monjas nos dijeron que había muerto. Me lleve una impresión muy fuerte fue ahí a los 6 años, cuando me asaltó con intensidad la terrible idea de la muerte, este hecho no lo pude olvidar, me acordaba mucho del curita y han pasado más de 70 años todavía lo tengo presente.


Soeurs de l’Ange Gardien


Con 7 años la Primera Comunión. Los recuerdos que tengo no son buenos. Las monjas nos preparan para recibirla, me llenaron de escrúpulos, mala conciencia y miedo, que una mentira era un pecado mortal y con pecado mortal se iba al infierno Me enseñaron unos versos de Fernández de Moratín.

“Ayer, mamita /sin que me vieran, /cogí un rosquillo /de la despensa. /Y en el instante/ mi mano tiembla. / ¿Quien de este susto /la causa era?/El gusanillo de la conciencia. A Mariquita, /la confitera, /quité un pañuelo de su muñeca. / Nadie lo sabe, / nadie, ni ella. / ¿Quién me lo acusa?/ ¿quién me da pena?/ El gusanillo de la conciencia. Mamita ¿cómo/lo echaré fuera; /que no me bulla,/ que no me muerda?/-¿Cómo hija mía?/Si tu eres buena,/se irá el gusano/de la conciencia.”

Primera Comunion.
Foto  Manuel Pereiras Pereiras
Por robar un rosquillo al fuego eterno y para que se perdonara el pecado había que confesarlo y restituir lo robado, ¿y cómo restituir el rosquillo si ya me lo había comido?, yo no había robado un rosquillo pero si una onza de chocolate con mas harina que cacao que aquellos tiempos difíciles escaseaban.  

Aunque ya leía, nos lo explicaban con laminas, entre muchas no he olvidado un grupo de tres, la primera era un Niño Jesús sonriente junto a un corazón rojo, era el estado de gracia, el niño bueno, y si moría iría al cielo como el curita, la segunda era el Niño Jesús triste y un corazón rojo con manchas negras, el pecado venial, el niño no se había portado del todo bien y al morir iría al purgatorio y la tercera el Niño Jesús pataleaba y huía del corazón negro, el pecado mortal y el niño iría al fuego eterno, al infierno. Recuerdo otras tres donde se representaban. La gloria con la Santísima Trinidad los ángeles y los santos, el purgatorio y entre llamas las animas benditas y el infierno con los demonios de cuernos y rabos y los condenados en terribles hogueras, pero estas no me afectaron tanto como las anteriores. A ver niño, decía Sor Micaela del Niño Jesús, que era la encargada de nuestra preparación Hay que sacar la lengua, lo suficiente para que la sagrada forma no toque los diente, vamos hacer unas pruebas con estas hostias.

Nos arrodillábamos y ella ponía el trozo de recorte de hostia sobre la lengua mientras nos decía Que no la toquen los dientes porque hay que tragársela sin morderla,  contaba: una niña la mordió una vez y salió sangre y en el acto de la comunión, decía, si por casualidad se caía no la tocara porque solo el sacerdote podía hacerlo, ya que eso era el Cuerpo de Cristo.

Yo hice la Primera Comunión lleno de miedo y de escrúpulos. ¿Y si se me ha olvidado decir algún pecado de los mortales que yo tenía tantos? Seré un sacrílego y esto decía Sor Micaela que era lo peor. Esto me horrorizaba ¿y si la muerdo sin querer y sale sangre?

Ya con siete años los varones teníamos que salir de colegio, las niñas seguían su educación. (No quiero parafrasear a Almodóvar).

El inmueble desapareció para convertirse en un bloque de viviendas "Edificio Santo Ángel" Solo se ha consevado una columna del Jardín con el Ángel Custodio que he fotografíado