29 de octubre de 2010

Capítulo VIII

Al curso siguiente año 1940 a los Marianistas de la Porvera, de mal recuerdo. Algunos nombre de profesores don Elías, don Macrino o don Santiago un imberbe que se le subían los colores con frecuencia, por lo que le llamamos “El Tomate” con este último me debía de llevar muy mal pues estaba castigándome continuamente, sacaba muy malas notas y suspendo el primer año de bachillerato. Aunque no tengo conciencia de ello, lo más probable fuera un alumno difícil.


Además de las asignaturas normales también nos enseñaban canciones aunque con censura porque si alguna frase de la canción no les parecía conveniente la cambiaban por otra más decente como en -Asturias patria querida- que la flor en vez de dársela a mi morena se la dábamos a mi hermanita.

Un dia primavera de 1943   nos repartieron unas banderitas españolas de papel en un palito, nos sacaron a la calle porque iba a pasar Franco con doña Carmen y Carmencita, y teníamos que gritar Franco, Franco, Franco,..Ya cansado por la espera les vimos pasar rápidamente en un coche de caballos y gritamos Franco, Franco, Franco  agitando las banderitas
1943 Franco visita Jerez   1-  con saludo fascista 2- Firma una bota en las  bodegas Domecq 
Fotografía Manuel Pereiras Pereiras


La religión que era más bien adoctrinamiento de una moral mal entendida, era un continuo tormento. Como ya he dicho desde que tengo uso de razón me preocupa lo trascendental, lo eterno, Nos habían dado unas fichas donde debíamos anotar toda las semanas como nos habíamos comportado, cuantas veces habíamos comulgado cuantos rosarios, cuantas buenas obras habíamos realizados y cosas de ese tipo. Teníamos la obligación de ir a misa los domingos al colegio confesar y comulgar con la preocupación de no beber ni comer desde las 12 de las noche anterior a la comunión.

El Tomate en la clase leía las fichas de todos en voz alta yo me desesperaba de ver como muchos de mis compañeros eran tan buenos y tan santos y mi ficha era una catástrofe, vergonzosa. Yo era malo, no tenía salvación,

Al final de curso llamaron a mis padres para decirles que no podía seguir en el colegio, mis malas notas, mal comportamiento, que no servía para estudiar. No recuerdo que mis padres me amonestaran por esto.











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