19 de febrero de 2011

Capítulo XXX

Ha bajado mi fervor religioso soy practicante y sigo cumpliendo con mis deberes religiosos, como ir a misa los domingos y fiesta de guardar y intentando cumplir la ley de Dios, la cumplía muy mal según la ley de la Iglesia Católica, pero no hacía daño a nadie e intentaba estar bien con el prójimo. Leo a Schopenhauer, Kierkegaard, Nietzsche y Unamuno que me llenan de dudas, me aficiono a muchas lecturas de parasicología religiones y hasta empiezo a tener curiosidad por el mundo de los Ovnis. Tenía que seleccionar muy bien esas lecturas porque la mayoría era pura basura o sacaperras para adictos. He leído muchísimo sobre estas cosas, con los dedos de una mano puedo contar las que merecieron la pena, después de estas lecturas  soy más incrédulo que antes. Santo Tomas ver para creer, aunque algunas de estas historias tienen mucha verosimilitud, pienso que con el tiempo y la ciencia se aclararán



En estos años frecuentaba el Café Gijón asiduo de las tertulias, La verdad es que los que íbamos al Café éramos siempre los mismo así es que nos conocíamos todos y podía participar en cualquier reunión, si te pagabas tu café y copa. Allí conocí a muchos artistas plásticos actores de teatro cineastas poetas y escritores A partir de 1960 empecé a ir con menos frecuencia, por estos últimos tiempos empezaba a aparecer por allí Francisco Umbral que escribiría sobre el Gijón el libro titulado “El Giocondo” Citaba a personajes conocidos de las tertulias que les cambiaba ligeramente sus nombre para que no hubiera que hacer mucho esfuerzo para reconocerlos. Esto le costó algún disgusto que otro a él y a las personajes que difamaba Un famoso poeta y escritor gaditano amigo Fernando Quiñones le llamaba La Piñones por lo que un día le arreaba una paliza mientras le llamaba ¡calumniador! No me extiendo mas en anécdotas del Gijón que son muchas porque haría esto demasiado largo y no es propósitos de estos recuerdos