16 de febrero de 2011

Capítulo XXVIII

 Tenia un amigo Rafael Sánchez Ventura un intelectual anarco-comunista español, olvidado por causa de su exilio, muy entroncado en la vida intelectual española antes de la guerra, Ya hablare de él mas adelante y extensamente. Tenía más de treinta años que yo. Había vuelto a España y estaba muy añorante de muchas cosas Un día me comento algo que le sucedió en La Carmencita,(C/Libertad esquina San Macos,Madrid) sitio que no había pisado desde antes de la guerra y por ello le propuse ir a comer allí, (¿1970?) en el comedor estaba emocionadísimo, nada había cambiado todo estaba igual después de casi 40 años hasta Carmencita antaño una jovencita. A esta señora yo la conocía por frecuentes visitas como comensal. Así que le presento a Rafael y le comento que había estado allí antes de la guerra. El empezó a dar detalles y lo reconoció  y en la conversación ella le recuerda aquel día con el señor Neruda, lo que hizo que mi amigo se le saltaran las lágrimas.
Esta la historia que él ya me había contado fue lo que dio pie el ir allí a comer.
Rafael estaba cenando con unos amigos. Pablo Neruda en otra mesa con otras personas  se conocían mucho, era el año 1936 y había empezado la sublevación militar. En el transcurso de la cena entraron dos  facinerosos con pistolas en mano y empezaron a insultar a Neruda por el hecho de que iba  elegantemente vestido por lo que decidieron que era un rico explotador y quería llevárselo. Rafael se levanto para salir en defensa del poeta y les explicaba quien era y que era comunista, pero los tipos habían decidido que no y que se lo llevaban. Rafael temiéndose lo peor le dijo a Neruda que aguantara cosa que Neruda estaba dispuesto a no dejarse llevar porque también se temía lo peor. Rafael sale a la calle y corre hacia la D.G.S. (Dirección General de Seguridad, de infausto recuerdo porque de allí salieron miles de seres humano a Paracuellos) que estaba en la calle Infantas a pocos pasos de la casa de comidas, aviso a la policía que le acompañaron donde Neruda estaba resistiendo el ataque y se llevaron detenidos a los delincuentes. Le pregunte ¿qué paso con aquellos individuos?  Me contestó.—No lo sé, pero me temo lo peor porque en aquellos días había pocos miramientos.
Una prueba de la amistad de Rafael con Neruda es un ejemplar que le  regala Neruda, una edición especial de tirada limitada y numerada con el nº 55  titulado “De España en el corazón”    
Marco Aurelio Torres H. Mantecón (nieto de José Ignacio Mantecón exiliado republicano en México muy activo durante la Guerra Civil, amigo y paisano de Sánchez Ventura, Altolaguirre y otros intelectuales españoles del destierro, catedrático universitario e investigador en la Biblioteca Nacional de México, era especialista en Bibliografía y Paleografía e hizo importantes aportaciones al desarrollo de la Bibliotecología en México. Publicó más de dos centenares de obras entre libros, artículos, ensayos y recensiones.
Marco Aurelio en un escrito sobre su abuelo y sus amigos del exilio y refiriéndose a el libro de Neruda “De España en el corazón”, escribe:
“ tengo noticia de que se conservan seis ejemplares, cinco de ellos de la edición numerada. Tal vez el más conocido sea el número 55 que se encuentra en la Biblioteca del Congreso de los EE.UU. en Washington, pues al mismo se refirieron en diversas ocasiones Altolaguirre, Neruda y Mantecón. En una visita que hice en mayo de 2006 al Rare Book & Special Collections Reading Room de dicha institución tuve la oportunidad de examinarlo y, sobre todo, admirarlo porque en efecto se trata de una maravilla bibliográfica, tanto por su diseño y tipografía, como por el papel en el que está impreso, el cual tiene una calidad y textura extraordinarias, con una blancura que admira —a pesar de los casi 70 años que han pasado desde su publicación—, reflejo de su singular manufactura. Este ejemplar se encuentra autografiado por Neruda. En la primera hoja en blanco aparece, su firma en tinta color vino, seguida de la siguiente anotación: “Washington / 5 de marzo / 1943”. Después del viaje que en febrero de ese año hizo el poeta chileno a Nueva York para asistir a “La Voz de las Américas”, visitó la capital norteamericana y la Biblioteca del Congreso y fue entonces cuando vio ese ejemplar “colocado en una vitrina como uno de los libros más raros de nuestro tiempo”. Si bien una anotación a lápiz al reverso de la portadilla de este ejemplar señala que se trata de un regalo hecho por Rafael Sánchez Ventura el 24 de enero de 1940,( La anotación se lee textualmente así: “Gift Rafael Sánchez Ventura / Jan. 24, 1940”.) no he podido precisar cómo fue que Sánchez Ventura, quien en esa fecha se encontraba en París, lo hizo llegar a la Biblioteca del Congreso”
Rafael me conto cosas de su amistad con Neruda. Un día -pienso seria en México donde fue cónsul general desde 1940 al 1943- en el jardín de su casa departiendo con otros amigos llego un criado ,y dijo Señor: han venido a verles unos del sindicato del metal que pide que si les puede recibir.
--Si don Pedro hágales pasar al salón que ahora voy.(en México según me comento Rafael al amo se le llaman señor y a los criados don) Protesto por lo bajo por la interrupción y se marcho. Iba perfectamente vestido y encorbatado cosa según mi amigo habitual en él, al regreso volvió vestido con un traje de faena, ante la mirada atónita de los concurrentes dijo: --Es que si voy vestido de la otra manera estos no lo entendieran.




 Mas información de Sánchez Ventura

Capítulo XXVII

Vicente Vela ya vivía en una humilde pensión de la calle  de la Libertad  en el centro de Madrid,  muy cerca de la Gran Vía y Alcalá donde yo me alojo. Éramos pocos huéspedes, no más de seis, las comidas tenían sus horarios y lo hacíamos todos a la vez en una sola mesa, dos estudiantes hermanos uno de derecho y otro ingeniería (otro hermano más pequeño político del PSOE murió junto a mi amigo Santiago Amón y la directora General de Trafico Rosa de Lima Manzano en accidente de helicóptero cuando iban a reunirse con José María Pérez González “Peridis” en Aguilar de Campoo de donde todos eran oriundos,  para la inauguración por la Reina del Monasterio restaurado por el arquitecto Peridis de Santa María la Real). También se hospedaba un tío de estos, sargento topógrafo que no pisaba el cuartel porque trabajaba en unas oficinas particulares del coronel jefe del Centro Geográfico del Ejército que además de trabajar para el ejército lo hacía para otras instituciones oficiales como en Concentración Parcelaria, o el Instituto Geográfico. El sargento siempre que tenía algún contratiempo decía “la culpa de lo que pasa en este país la tienen los curas y los militares” y en aquellos años tenía cierta razón pero viniendo de un militar me hacía mucha gracia. Una vez por la sierra de Ronda haciendo un trabajo topográfico, me contó que teniendo sed se acerco a un caserío y dijo:- Me pueden dar un poco de agua por favor. Se le quedan todos mirando sin moverse y uno la dice, - Aquí como no nos jable en cristiano no le gentendemo na.-  Indignado me decía: en cristiano yo que soy de Valladolid. También había un gallego que sabia inglés, escaso saber  en aquel tiempo, por lo que se coloco en una oficina americana vinculada a las bases de EEUU, fue el primer gallego que entro pero al cabo de cierto tiempo la mayoría de la oficina eran gallegos, también había otro  par de oficinistas. Vivió con nosotros una temporada Manuel Mejías Rápela  “Bienvenida”. “El Papa Negro”   Gran torero de otros tiempos y ahora un pobre anciano desvalido, bebía, donde lo habían recluido sus hijos los famosos “Bienvenidas” no entendí este abandono, que yo sepa por lo menos Antonio era rico, presidente del Montepío de toreros y miembro del Opus Dei, una argentina  treintañera. con una hija de 6 ó 7 años, había huido de su país por  malos tratos machistas, trabajaba en el locutorio de telefónica. Leyendo Rayuela la Maga me la recordaba, tenía un habla bonaerense muy cerrado.- ¿Vos que pensás ira este prendedor bien sobre la polera con este saco, que decís?  En Madrid se presentaba Nuria Espert por primera vez con “Gigi” de Colette,  la Espert  venía precedida de cierta fama y comentábamos en la mesa sobre el estreno, La argentina dijo, es muy amiga mía y contó maravillas de ella, yo no le di mucha credibilidad porque era muy fantástica, un día cerca de la pensión me encontré con la argentina acompañada de una chica de unos veinte años muy exótica, me pare con ellas y nos presenta Jesús, Nuria Espert, se dirigía a una escuela de danza muy acreditada a recibir clases de la bailarina Karen Taft que estaba cerca en la misma calle de la pensión y que aun existen en el mismo lugar, claro que la fundadora Karen murió hace muchos años.


Dibujando en el balcón de la pensión de la calle de la Libertad .

En el tiempo que yo viví allí hubo variaciones de huéspedes,  un hermano de Vela, Luis, tipógrafo y José Franco guitarrista clásico y hasta un caco fichado por reincidente que me robo hasta los calzoncillos y cuando lo cogieron por otro asunto la Guardia Civil me los querían devolver. En la acera de enfrente de mi habitación había otra pensión donde en un balcón al solecito se sentaba Fosforito, el cantaor, a tocar la guitarra. Casi debajo en la misma casa del Fosforo de la calle de La Libertad esquina San Marcos estaba un restaurante muy económico “La Carmencita” muy conocido y que yo frecuentaba, que regentaba Carmencita y su hermano que lo hacían todo, cocinar servir las mesas y cobrar, eran muy mayores, cerraron en los años 70 por jubilación.