28 de noviembre de 2010

Capítulo XVIII

Aunque mis abuelos vivían en Jerez yo seguía yendo a Arcos a casa de la tía Teresa hermana de mi abuela hasta que murió Yo ya estudiaba Bellas Artes y tendría ya 22 años. Yo entonces salía todos los días a pintar paisajes.  Años antes en esa casa vivía y murió una hermana de bisabuela, madre de mi abuela Catalina y su hermana Teresa, la tía Inés, que yo conocí y que según sabia había enviudado cuatro veces, en sus sucesivos matrimonios se había casados con otros viudos que tenían hijos, de uno de estos nació Teresa. Así que mi abuela decía: el hermano de mi hermana.
Yo tenía el dormitorio y la cama de la tía Inés ya difunta hacia años, de noche en verano y con puertas y ventanas abierta por el calor oía sonido de pasos sobre las lozas sueltas de la habitación, encendía la luz y no había nadie y así varias noches, Yo soy poco creyente en el más allá y menos en fantasmas pero esos sonidos no dejaban de preocuparme, hasta que un día descubrí que era el gato que atravesaba la habitación y sonaban las lozas sueltas del pavimento.  
Mi madre tenía dos hermanas, la mayor María se casó antes que mi madre y el matrimonio emigro a Montevideo -Uruguay, aunque se escribían las cartas tardaban meses en llegar. No tengo la menor noticia de esa familia se que tenia primos y ahora serán abuelos como yo. Siento curiosidad pero no se ni el apellido de su padre.
Dibujo de Francisco Iñiguez Almech

La segunda Teresa y su marido Manuel, están incluidos en mi santoral aunque debieran estarlo en el de la Iglesia Católica, era de las mejores personas que he tratado en mi vida. Contar algo de sus vidas seria largo, solo que eran muy pobres, más todavía. No eran en absoluto practicantes religiosos, yo pienso que Manuel los únicos días que piso la iglesia fue el de su casamiento o el bautizo de sus hijos, que por cierto da para otra historia  Su comportamiento en la vida, son los que me hacen dudar que después de esto no haya algo más. 
Vivian en un campito cerca de la zona de “Sierra Valleja”, donde se encuentran los Pagos del Roncero Alto, Roncero Bajo, El  Charcón, La Cañada del Cuervo y El Peñón Amarillo, al lateral derecho de la carretera Arcos – Algar a unos 6 Km. del pueblo que desde allí se divisa en lejanía. Zona de buenos vinos blancos y tintos que se crían con procedimientos modernos. Peros estas cualidades de los terrenos de Arcos para viticultura se han descubiertos no ha mucho tiempo y ya varias bodega se han instalados por aquella zonas que producen vinos de calidad gracias al particular microclima atlántico y a las extraordinarias tierras de albarizas.
Choza en Arcos de la Frontera

Pero el campo de Manuel y Teresa posiblemente con este tipo de tierras que tienen especial aplicación para el cultivo de la vid y del olivo no sirve para otra cosa. Vides no tenía pero si olivos, pero las aceitunas que producía se las llevaba su padre por un acuerdo que tenían cuando le cedió la finca así que se ganaba la vida de jornalero por cortijos cercanos. Yo me iba con ellos a su casa algunas temporadas, tenían dos hijos Teresa que yo fui su padrino de bautizo cuando solo tenía 4 ó 5 años y Antonio, Mi prima Teresa se casó tuvo hijos y el cáncer se la llevo muy joven. A sus descendientes y a Antonio les he perdido la pista
Su casa era una choza.  Un rectángulo  de paredes de piedras de dos metro de altura aproximadamente unidas con argamasa de cal, arena y agua enfoscada y encalada, se montaban la techumbre con palos a dos aguas y  se cubre con haces de castañuela, este pasto bien sujeto y amarrado, no dejaba pasar el agua, el frío o el calor, en el centro un palo que se le denomina cumbrera, pues funciona como eje y sostén principal de la cubierta de paja. La castañuela descansa sobre unos palos o “costillas”, que formaban la estructura de la choza. Sobre éstas se iban colocando las cañas que iban a servir para aguantar el pasto y se cosía con tomiza con aguja de espartero, las cañas verticales se les denomina “padrones” y las horizontales “latas”. 
Choza cubana

En las chozas no había habitaciones, como mucho unas cortinas separaban unos espacios de otros, el suelo era de loza de piedra. Su origen habría que buscarlo en tribus lejanas podrían corresponder a una época muy remota del tipo neolítico que han perdurados hasta mediados del siglo XX, fueron muy abundantes en la zona atlántica de Andalucía y parece que en el Rif (Marruecos) todavía persisten.  El haber vivido en una choza es inolvidable y me alegro mucho de haberlo experimentado y haber sino feliz.  A mis nietos les parecerá inconcebible que nos alumbramos con candiles y quinqué, que no hubiera baño y que el agua tenía que acarrease en cantaros,  La familia de Manuel se apodaban “Aguaores” porque sus antepasados tuvieron el oficio de acarrear agua.
De Manuel no puedo dejar una historia de la que él no quería hablar pero que conocí gracias a Teresa su mujer que intercedió para que me la contara, El que era un santo iletrado no puedo tener la menor duda que lo que me contó era cierto.
Era muy pequeño cuando él y un hermano un poco mayor fuero al Guadalete a bañarse, estando en el agua, no sabían nadar, Manuel perdió pie cayendo a una fosa profunda donde se debatía para no ahogarse y cuando cansado se hundía vino una mujer y lo saco a la orilla. Su hermano aseguraba que no había ninguna mujer que había salido él solo, pero él estaba convencido de todo lo contrario le aseguraba que esa mujer estaba lo cogió y lo saco, tiempo después su madre los lleva a ver las procesiones de Semana Santa y al paso de la Virgen de la Soledad dijo que esa era la mujer que me saco del agua. Yo que soy nada creyente en milagros, que existen en todas las religiones, seguro que todo tiene una base científica aunque este por descubrir. He conocido algunos casos como este de primera mano que me dejan confundido.



Herramienta de ebanistería

El hermano menor Currito  era un gran ebanista. Tenía un taller en Arcos que yo de pequeño frecuentaba, Podía contar como era el trabajo en una antigua carpintería donde no había maquinas eléctricas.  Pienso que de ahí me viene el amor que tengo por el mueble y la madera, su olor enriquecen mis sentidos Durante la guerra civil estuvo militarizado, no fue al frente porque trabajaba en Jerez en unos talleres donde se construían fuselajes de aviones con madera y tela. Estos talleres estaban situados en unos cascos de bodegas de la calle Cartuja que siempre fueron del Ejército del Aire y yo en tiempo de mili hice en ese lugar muchas guardias. El tiempo que vivió en Jerez lo hizo en casa. Otro santo, pero de vida muy complicada que la acabo en Sevilla donde trabajaba, Vivía en el barrio de los Pajaritos, solo, porque estaba separado, con un hijo y una hija entonces pequeños, Cuando yo estaba en Bellas Artes me reunía algunas veces con él 

24 de noviembre de 2010

Capítulo XVII

“Cuando se huye y uno deja todo a sus espaldas, el único tesoro que podemos llevarnos con nosotros es la memoria. Solo la memoria puede permitirnos renacer de la nada. No importa donde, no importa cuando, pero si conservamos el recuerdo de nuestra pasada grandeza y los motivos por los que hemos perdido, resurgiremos.” *

En este escrito solo quiero hablar de mis vivencias y procuro comentar lo menos posible la vida de otras personas aunque sean muy próximas y no convertir esto en la historia de mi árbol genealógico o familiar, cuando lo hago es porque no pueden escapar del guión, por ello amigos de siempre que tenía en Arcos, Jerez, Sevilla y Madrid intento no involúcralos. Puede que algunas veces esta intención no la cumpla.

La verdad que yo creo no es toda la verdad aunque quiero ser lo más sincero posible con mis recuerdos, esto no es una biografía que sería diferente, es memoria, mi intención es la verdad pero nadie puede ser objetivo contando un hecho del pasado con absoluta fidelidad, porque no puede evitar agregarle datos de su propia experiencia o ideología y comenzando por emprender la maravillosa aventura de ser sincero y volver a valórame, cosa que con la edad y de una larga vida estoy perdiendo.


"Sólo se inventa mediante el recuerdo". **


Me preocupa el uso de palabra “Yo” que repito frecuentemente, pienso que escribiendo estas memorias sin tener conciencia de ello pudiera caer en un egocentrismo que no deseo.
“El Ego es un elemento hábil, sagaz, rebuscado, muy inteligente, experto en el arte de las representaciones, en el teatro de la convivencia humana. Es el mejor “actor” creado por la evolución. Posee una imaginación frondosa y puede interpreta el rol del ser mas desdichado de la Tierra con la misma firmeza y convicción con que minutos más tarde representará al más feliz” (Anónimo).

José Renau decía: “quien esté limpio de vanidades que tire la primera piedra”

Esto que relato puede estar al alcance de cualquiera, ojalá alguien conocido o desconocido tuviera interés en leerlo. Pero hay algunas cosas ligadas a la intimidad o al sentimiento que soy incapaz o no quiero revelar. Esto lo hago como auto-psicoanálisis para encontrar el sentido que ha tenido mi vida y pongo todo el cuidado en ello

"Llegará un día que nuestros recuerdos serán nuestra riqueza".***



* Valerio Massimo Manfredi en L’ultima legione, (2002)
**Alphonse Karr (1808 - 1890).
*** Paul Géraldy (1885 - 1983)













21 de noviembre de 2010

Capítulo XVI

Los abuelos de Arcos eran ya muy mayores por lo que se vinieron a vivir a Jerez con nosotros y se deshicieron de todas sus propiedades menos una huerta.

  
"Y abajo, al pie de la muralla, en primer término, el Guadalete trágico, infausto, se acerca hasta lamer la roca, forma una ancha herradura, vuelve a alejarse, tranquilo y cauteloso"  (Azorín El Imparcial 1905)
Guadalete, Río del olvido. Guada en árabe y en griego, Lete o Leteo es uno de los ríos del Hades. Beber de sus aguas provocaba un olvido completo. Los griegos creían que se hacía beber de este río a las almas antes de reencarnarlas, de forma que no recordasen sus vidas pasadas.  Para mi “río de mis recuerdos.
 Nace al norte de la sierra de Grazalema pasa cerca de Zahara, Villamartln y Bornos y circunda Arcos, situado sobre una montaña cortada por dos tajos, peña Vieja y peña Nueva. El río discurre pegado a la Vieja para luego  bordeando el pueblo se aproxima a la peña Nueva y formando un gran círculo se dirige hacia el monte de la “Herradura” y circunvalándola por el llano de huertas y frutales sigue serpenteando donde se le une su caudaloso afluente“ Majaceite” de aguas tranparentes "donde se ven las piedras y se ahogan las gentes", hasta cerca de Jerez y al El Puerto de Santa María donde desemboca al Mar. Entre la peña Nueva y la Herradura queda una gran vega  que ha formado los sedimentos del río en sus inundaciones, “El llano de las huertas”. Allí estaba la huerta propiedad de mis abuelos que siempre había regentado su sobrino Curro, Todo tipo de verduras y  bosque de árboles frutales con prados de perejil y hierbabuena. Cuando se vienen a Jerez se la regala a su sobrino.  Los tiempos que pasaba en Higueras era parte del verano y el resto hasta que no empezaban las clases me iba a Arcos y parte de ese tiempo me lo pasaba en la huerta de Curro. Para mi aquello era un paraíso. Tenía una gran noria de madera sombreada  por álamos y nogales, La noria está compuesta de un engranaje de dos coronas de madera una horizontal y otra vertical. La vertical es una rueda grande en la que se ataban recipientes de barro, cangilones, que al girar la rueda dentro del pozo los cangilones se llenan de agua y al dar la vuelta, se vaciaban en el exterior, depositándola en un acueducto que desembocaba en una alberca, desde donde se distribuía para el riego. Tirada por vacas que con paso lento y cansino daban vueltas y vueltas durante horas hasta que eran relevadas por otra y así día y noche con el monótono sonido de un esquilón que hacía sonar al golpear en cada diente del engranaje de la rueda horizontal. Por la noche se silenciaba el esquilón y se remplazaba por una madera que daba unos golpes seco y suave para que no molestara el sueño de las personas. Estos sonidos servían para que animal no se parara.







Allí no llegaba la luz eléctrica y la iluminación era de candiles de aceite,
Al frente se veía el pueblo que en las mañanas de nieblas bajas flotaba sobre ellas. Se oían las campanas del reloj de la torre de Santa María que daba las horas, los cuartos y las medias, y otras que sonaban para ángelus, animas y diferentes oficios religiosos, misas o a difuntos.
Para el tiro de la noria habría una docena de vacas con novillos y terneros, Por la mañana temprano se llevaban a comer a un lugar dentro de la propiedad, un arenal donde se criaba  la enea, el junco, el taraje y abundaba la adelfa de diferentes colores y muchas aves como el abejaruco de precioso colorido y dentro de la huerta verderones, jilgueros, ruiseñores, alcaudones, carboneros, chamarines  alzacolas, zorzales, estorninos, tordos, cuervos, abubillas, tórtolas y sobre todo gorriones. Me gustaban muchos los pájaros y también los cazaba y me los comía. Ahora soy incapaz de hacerlo, 
También los criabas pero no los encerraba en jaulas, críe gorriones que cuando ya volaban no se iban, claro que volvían a quien les daba de comer, hasta que algún día no volvía mas, yo pensaba, se abra enamorado. También tenía mochuelos y cernícalos primillas que andaban suelto igual que los gorriones. Las vacas las cuidaba un zagal de mi edad que algunas veces por alguna razón no podía (ejemplo estaba enfermo, el paludismo era corriente) y yo lo sustituía encantado no era muy complicado pues ellas conocedoras de los caminos  lo hacían todo solas, alguna vez se desmandaba alguna que había que meter en vereda, El ganado se sacaba muy temprano, al amanecer con la fresca, cuando empezaba apretar el calor en época canicular se conducían el ganado hacia el río para que bebieran, solo con dar una voz que conocían se ponían en marcha y luego se recogían en la estancia donde se ataban cada una a su pesebre y se le echaba pienso,  Para conducidlas me ayudaba de una honda que yo me construí, que tenia escondida porque no estaba permitido su uso, podía dejar tuerto a un animal. Llegue a tener con ella muy buena puntería Yo en esas salidas siempre llevaba un cernícalo posado sobre el hombro izquierdo, lo tenía hecho polvo porque me clavaba las afiladas garras,  cuando veía algún insecto o algo, volaba para cazarlo y volver de nuevo a mi hombro. Un día alguien me lo mató “Mátamela un ballestero, déle Dios mal galardón”.
Cernícalo común (Falco tinnunculus)

No hace mucho vi en TV una película inglesa “Kes” de 1969 dirigida por Ken Loach. Sinopsis: Billy Casper es un muchacho de aspecto triste que vive en un pequeño pueblo de Yorkshire, fracasando en los estudios y sacando algo de dinero de lo que consigue de pequeños robos. Un día Billy encuentra un cernícalo y decide cuidarlo para hacerle volar. Pronto se convierte en su mayor ilusión. Al final de la película se lo matan. Fue para mí una película conmovedora, me sentí completamente identificado con Billy, era como si yo hubiera inspirado el guión. 
En aquella huerta vivió mi abuelo de joven posiblemente era ya de su padre,  mi abuelo fue labrador, no terrateniente sino que labraba la tierra con el sudor de su frente. Me contó que un día le regalaron unas nueces que procedían de América,  Yo he comprobado que se trata de la nuez pecanera oriunda del norte de México y Texas. La sembró, seria finales del siglo XIX y creció un nogal  que todavía existe y domina todo el llano con más 30 metros de altura  Yo a veces voy al Parador a tomarme un café junto al gran ventanal y miro el árbol y me recreo en el “llano” y en mis recuerdos de cuando se veían  los buitres (pajarracos) por el lomo, ahora se ven pocos  

  
Yo a veces tenía que ir a Arcos y para no ir andando que estaba retirado usaba un asno precioso “Tatín” que solo usaba Curro el huertero pero que a mí me lo dejaba. Era muy listo y cuando pasaba por la puerta de alguna taberna se paraba y no había quien lo hiciera andar, me tenía que bajar entra en la taberna y volver a salir y montarme en el burro y entonces seguía el camino y es que esa eran las paradas habituales que hacia Curro cuando iba a Arcos.

19 de noviembre de 2010

Capítulo XV


Higuera de Vargas
 Casi todos los veranos pasábamos un tiempo en Higuera de Vargas coincidiendo con las vacaciones de mi padre, también alguna Navidad que hacíamos matanza y traíamos a Jerez el producto de la mismas, se llenaba la cocina de embutidos colgando del techo. Traíamos café de contrabando de Portugal que allí se encontraba con facilidad. La Guardia Civil tenía perros adiestrados que olían el café.


La matanza

Ya había llegado el coche alquilado desde Jerez para que nos recogiera de Higuera y nos llevara a casa, el taxista ya conocido porque mi padre lo usaba con frecuencia era el mismo con que fue por el aceite al cortijo del rico estraperlista, este rico murió hace ya años pero para dar una orientación si decir quien, ahora su nieto es conocido rejoneador.
Había otro también en el mercado negro también familia de rejoneadores emparentado con el anterior, que guardaba el aceite en un convento de monjas para más seguridad, pero las descubrieron y por supuesto ellas dijeron que el muerto no era suyo, y claro no paso nada, el régimen y estos se protegían mutuamente. Me contaron una anécdota de este famoso personaje que puede que no sea cierta pero yo como me la contaron lo cuento haciendo esta salvedad. Cierto día tuvo que trasladar unos caballos, él iba en un coche acompañado de los ayudantes y mozos de cuadra para el manejo de las bestias, el caballero pertenecía al Opus Dei, muy beato, cosa que sus ayudantes sabían. Pararon en un buen restaurante y comieron todos espléndidamente con café copa y puro y uno de ellos queriendo agradecerle tan magnífico festín le propuso rezar un rosario.

Hacíamos este viaje en coche privado porque teníamos que traer toda la matanza y adema también llevábamos café de la vecina Portugal, nos paramos a comer en Jerez de los Caballeros cuando entran en el restaurante una pareja de guardias civiles con un perro, mi padre se puso a elogiar lo bonito que era el perro, que creo recordar que era un pastor alemán, los guardias le comentaron que además muy bueno oliendo el café que para eso estaba entrenado, así que mi padre dijo se acabo la comida nos vamos, y yo.—papa que no hemos acabado de comer—Pues te calla y al coche, y así salimos huyendo.

Mi abuelo con el tiempo llego a tener una buena situación económica y una tienda donde había de todo, desde alimentos patatas, cereales, tejidos y aperos de labranza o ferretería, era como un bazar, difícil que no tuviera algo que alguien del pueblo pudiera necesitar.

En Higueras de Vargas el 2 de Febrero de 1873, se constituye una Sociedad Cooperativa ”La Benéfica” con los vecinos de esta villa, para comprar unas dehesas de un total 5860 hectáreas con arbolado de encinas y alcornoques. Para pertenecer a esta sociedad hay que cumplir una serie de condiciones: ser mayor de edad, ser hijo de socio/a y residir en Higuera de Vargas. El aprovechamiento ganadero de estas fincas se realiza por parte de los socios, que pueden tener ganado, pagando un canon por cabeza de ganado. Cada socio tiene un derecho (papeleta) para el aprovechamiento de la tierra, la leña y las bellotas, estas “papeletas” se pueden vender. Una de las mayores fuentes de ingresos de “La Benéfica” es la venta de corcho

Comento esto porque abuelo como socio de la Benéfica criaba en esas dehesas grades cantidades de cerdos (guarros) ibéricos a base de bellotas y ovejas que guardaban porqueros y pastores.

La mayoría de la gente del pueblo tenía en sus casas una pequeña pocilga con varios cerdos. Al amanecer les abrían y salían los animales a la calle y corrían sin que nadie los condujera hacia un lugar donde se reunían todos y donde los aguardaban porqueros que lo llevaban a los encinares Al atardecer volvían y cada uno se dirigía a sus respectivas casas. No era el caso de mi abuelo y otros pudientes que los dejaban siempre en la montonera

En aquella época no tenían agua corriente y para beber había que traerla de un pozo distante a cantaros, en casa tenían un pozo de agua no potable que se extraía con una bomba de émbolos manual para otros usos domésticos.

Electricidad existía, La Benéfica había instalado un generador para dar corriente al pueblo, creo funcionaba con gasoil y estaba más tiempo averiado que en funcionamiento y cuando lo hacía no podían controlar la tensión así que la luz subía o bajaba ad livintum. Tiempo después llego “La Sevillana” que lo solucionó.


Quitrín de Cuba Siglo XIX

Mi abuelo tenía un par de fincas una se llamaba “La cerca” con encinas y alcornoques que creo guardaba ganado, por aquí iba pocas veces y otra que era una huerta a unos 5 ó 6 Km. del pueblo, que la tenia mas por esparcimiento que por negocio, Seguro que más le costaba que le sacaba. Yo montaba a caballo y los aparejabas, así es que en ellos iba casi todos los días a la huerta. Yo tenía primos en el pueblo de mi edad, pero ellos hacían esto por obligación lo que para mí era una diversión y los liberaba de ese trabajo. Traía en unas alforjas producto de la huerta para el consumo de casa, pero a veces había que traer sandias y melones o patatas que ocupaban mucho sitio y entonces usaba un “quitrín” carruaje que solo lo he visto allí, coche de un eje, con dos grades ruedas en el que se engancha un solo caballo sujeto entre dos varas, esto se llama enganche en limonera, carruaje habitual en la Cuba española, en el podíamos ir dos o tres viajeros que solían ser algunos de mis hermanos. Una vez camino de la huerta en el quitrín con un hermano, vi unos lobos tumbados cerca del camino, es la única vez en mi vida que he visto lobos sueltos, tuve miedo y preocupación, seguí el camino, ellos no se movieron. Sabía que había lobos por aquella zona, los mataban y al ayuntamiento llevaban creo que era el rabo y les pagaban una cantidad por ello.



Quitrín idéntico al de  abuelo


Por esta época tendría entre los 15 a 17 años.

Los viajes al pueblo cuando era más pequeño de esta edad, había que ir a Sevilla y desde la calle Adriano salía un autobús para Badajoz, “La Estellesa” que funcionaba con gasógeno que tuvo un uso muy extendido en España, al terminar la guerra civil por las dificultades del mercado para abastecerse de petróleo por la Guerra Mundial. Este procedimiento basado en la tecnología de gasificación integrada en ciclo combinado (GICC) se está usando ahora para producción de electricidad, como es la central de Arcos y otras

El autobús para hacer unos 200 Km. tardaba 8 ó 10 horas, paraba en todos los pueblos del recorrido, con cargas y descargas, antes de llegar a Badajoz a su paso por Barcarrota a 15 Km. de Higuera nos apeábamos donde nos esperaban caballos para hacer el resto del recorrido. Algunas veces también iba el quitrín según los que fuéramos, mi madre iba lo menos posible, se quedaba en Jerez o se iba a Arcos con los más pequeños, solo iba cuando no tenia mas remedio.


NASH -333


Ya después mi abuelo se compro un antiguo Nash de los años 30 precioso modelo americano y con él nos recogían de Barcarrota. En esta época en España los automóviles eran antiguos y escasos, el Seat 600 tardaría todavía más de 10 años en aparecer. Solo los grades estraperlistas o terratenientes que también solían serlo, catetos enriquecidos se podía permitir el lujo de tener un coche de importación americano lo más ostentoso posible “El aiga” porque haciendo exhibición de su riqueza decían “Quiero el mejor que aiga (haya)”




"Aiga"














































17 de noviembre de 2010

Capítulo XIV



Las vacaciones de Semana Santa a Arcos, me encantaba estar en mi pueblo natal. Venía a casa una mujer para hacer los bollos de Semana Santa. En un gran lebrillo se amasaba la harina en aceite un poco de agua y azúcar y otros ingredientes que le daban sabor y se adornaban con almendras luego se llevaban a la tahona para hornearlos. Riquísimos. Tampoco faltaban las torrijas.


Los pasos cargados por fuera, ahora ya muchos lo llevan por dentro al estilo de Sevilla. Y los armaos. Dos procesiones se encuentran en el recorrido y la Virgen de una de las hermandades quiere aproximarse al Cristo pero los armaos se interponen para impedírselo, debajo del paso sale un angelito con una espada y le abre paso a la Virgen. Y Jesús Nazareno, es un prodigio ver recorrer estos pasos por “Las Callejas” blancas y empinadas, y la bendición, la imagen mueve el brazo y bendice al pueblo, es una escena llena de emoción para la concurrencia.




Luego llega el verano. Como la posguerra era difícil sobre todo en la comida en aquellos años. Mi madre con sus hijos nos vamos a un campo propiedad de la hermana de mi abuela. Allí no falta lo mas imprescindible tenía un horno de leña donde se hacía pan de harina de trigo. De noche se llevaba trigo a algún molino hidráulico, había varios, y te lo cambiaban por harina, me imagino que esto no sería una operación fácil, pues era delito, pero tendría su procedimiento para realizarlo. Había aceite pues esta hermana de mi abuela, la tía Teresa tenía una almazara, cerdos gallina pollos y pavos, por tanto huevos, garbanzos y como se hacían matanzas productos del cerdo, y de alguna cercana huerta te proveías de frutas y verduras y para colmo estaba muy vigilada la tenencias de armas de caza por miedo de las autoridades durante y después de la guerra por lo que sin cacerías había abundancia de conejos y liebres que yo a mi edad las cazabas a palos. La cosa no era difícil como pude parecer, pues con los pavos que salían en piaras que yo guardaba, cuando descubrían un conejo lo cercaban y piaban de una manera especial, a eso lo llamaban señalar, el animal en vez de huir se agazapaba, y con un porro, (es una vara larga de 2 ó 3 cm. de gruesa con remate formando una bola) y con mucho sigilo te acercaba y dabas el garrotazo al conejo que estaba inmóvil, a veces era un erizo o una serpiente, culebra , (una bicha) que yo las cogías si podía, alguna me mordió. Mi padre venia los fines de semana que era el domingo por aquel tiempo se trabajaba los sábados. Cuando se empezó a pasar la hambruna dejamos de ir a ese campo.


Molino hidráulico




El 22 de marzo de 1952 –«decimotercero aniversario de la Victoria», en la jerga oficialista, el Consejo de Ministros anunciaba que, a partir del 1 de abril, se suprimía el racionamiento de pan. Pero yo no recuerdo que en aquella época se notara mucho la escasez.



Yo andaría por los 9 ó10 años y me gustaba hacer lo que hacían los mayores o los niños de mi edad que en el campo también trabajaban, nos les obligaban, y a mi parecer visto desde ahora lo tomaban como un juego y nos divertíamos, recogíamos garbanzos y aprendí a segar, con la mano derecha se tomaba la hoz y en la mano izquierda llevabas una especie de guante hecho de canutos de caña articulados para que pudiera mover los dedos y coger las mieses, te protegía de que te pudieras cortar con la hoz. Luego la era y la trilla lo más divertido, se montaba la parva y después de una serie de operaciones se enganchaba el trillo donde nos montábamos y a la vez que nos divertíamos hacíamos peso para desgranar la espiga, luego se aventaba para separar el grano de la paja. Algunas noches con el calor del verano dormíamos en la paja junto a la era, Recuerdo aquellos cantos de trilla o de columpio (bamberas) que ahora se han aflamencados.



Las mujeres llevaban la cara tapada con un pañuelo y solo se le veían los ojos y sobre la cabeza un sombrero de palma para proteger la piel del sol. Y los varones todos llevaba sombreros normalmente de palma y a los niños nos reñían si nos destocábamos aunque solo fuera un momento, el sol del verano hacía daño te podía dar una insolación “Niño no se puede estar al sol ligero” Esta cultura sobre el sol y el calor se ha perdido.



Los varones también llevábamos una especie zahones de lona sobre los pantalones -zesnihera- o algo parecido, era como un mandil que se cerraba del tobillo a las rodillas como un pantalón.

16 de noviembre de 2010

Capítulo XIII



En la posguerra había mucha escasez de alimentos, escasez es un decir algo, no había nada, solo hambre. Junto a casa de Arcos estaba una plaza de abastos y cuando llegaban a las descargas estos chicos, mis amigos, se lanzaban sobre ella y se llevaban cuanto podían para comer perseguidos por los transportistas. El boniato o batata (con humor andaluz le llamaban salva vidas) y el higo chumbo eran los principales alimentos, este tenía cualidades astringentes, así que había colas en el hospital para que le pusieran “la jeringuilla de San Juan de Dios”, era una lavativa con el nombre del hospital, que como dice un villancico de Arcos “que allí están las monjas de la caridad, que curan de balde y no cuesta na.” No había pan de trigo, se encontraba algo de centeno, de arroz que era muy blanco, de maíz amarillo o de alpiste que era negro, tiempos de hambres de colores y miserias terribles La gente comía lo que podían. El garrapatero un ave que así le llaman a la garcilla bueyera o espulga bueyes se podían cazar de una pedrada certera y se lo comían, creo que es de carne incomestible, “todo lo que no mata engorda" o "todo lo que  vuela a la cazuela’.




Maguey pulquero y nopales en Teotihuacan, al fondo la pirámide del Sol
Fotografía del autor

Los pocos alimentos que había eran pocos y se adquirían con una cartilla de racionamiento, salvoconducto del hambre. El azúcar, el aceite, el bacalao, el tocino y los garbanzos se exponían en los colmados como piezas de museo. El escritor y periodista Rafael Torres en “Víctimas de la victoria”, escribía sobre el racionamiento,




«favoreció» el estraperlo. Las cartillas deberían haber asegurado el abastecimiento de lo más imprescindible; sin embargo, no fue así. Gracias a ellas, surgió un mercado negro controlado por grandes jerarcas afectos al régimen y por ese tipo de delincuentes que nacen y se enriquecen al rebufo de la miseria general».




Con mi padre en un coche alquilado iba a un cortijo famoso de ganadero y agricultor enriquecido cerca de Jerez para traerlo lleno de aceite para el año. Estos grandes terratenientes vendían esto con la mayor impunidad mientras unas pobres mujeres iban en tren con pequeñas cantidades de alimentos que tiraban por las ventanillas antes de llegar a la estación donde era recogido por gente que aguardaban, porque a la llegada las esperaba para ser requisadas y detenidas





                                        La planta en ensalada y en el mercado

De México procede y donde se cultiva la chumbera con el nombre de nopal y el fruto tuna, en mi estancia en aquel país he comido tanto sus hojas tiernas como su fruto, Las hojas jóvenes son de color verde intenso y se pueden consumir crudas; saben a espárragos frescos y judías verde también se cocinan de varias maneras y se saca de ellas bebidas refrescantes. Yo doy fe, están muy ricas. Pero estas propiedades no se conocía en España de ser un magnifico alimento. En Arcos eran muy abundantes ya que servía para marcar los límites de las diferentes propiedades agrícolas. El nopal, es uno de los símbolos nacionales de México, figura en su escudo nacional posada en el un águila real que devora la serpiente enraizada en una pequeña isla de piedra sobre el agua. Es fuente de alimentación y en su folklore “El águila siendo animal se retrato en el dinero y para subir al nopal pidió permiso primero” o “me he de comer esa tuna aunque me espine en la mano”


 México-Tenóchtitlan .En náhuatl: 'Lugar de pencas de nopal'
Monumeto a la fundación de la ciudad
Fotografia del autor


4 de noviembre de 2010

Capítulo XII

De pequeño tengo un buen recuerdo que no quiero pasarlo por alto, era el médico de casa de mis abuelos, Don Rafael Benot, gaditano de nacimiento. Fue medico de mi madre desde que nació. Pasaba por casa con frecuencia para controlar los achaques de mi abuela que no era buena paciente y a mí también me veía y me recetaba un purgante de vez en cuando para limpiar los intestinos o repugnante aceite de hígado de bacalao como reconstituyente. Se tomaba un cafecito con ella y hablaban de esto y de aquello pues tenía buena relación de amistad. Era ya un anciano aunque tenía un porte elegante y marchaba derecho y a buen ritmo. Alto y delgado con un gran bigote imperial cano, en verano con terno y sombrero panamá, blanco de pies a cabeza y corbata de pajarita, Me trataba con mucho cariño, para mí era la persona más importante del pueblo. Tenía hijos de la edad de mi madre de los que era muy amigos, como Eduardo Benot  Moreno (Arcos de la Frontera, (Cádiz), 1900 - † Sevilla,1978) médico  cardiólogo y escritor, destacan sus obras Recuerdos imborrables y Arcos de la Frontera y la invasión francesa. Y una hija que no recuerdo de su nombre (¿María Teresa?) pero era la más intima amiga de mi madre, que se casa con un amigo común Higinio Capote (Arcos de la Frontera, (Cádiz),1904 - † Sevilla,1954), «poco conocido pero no olvidado por quienes le conocieron» muerto prematuramente, escritor, poeta y pintor que cultivó la amistad de Pedro Salinas, Romero Murube y Cernuda, entre otros, se considera uno más de la generación del 27, durante algunos años fue catedrático de literatura en el instituto de Jerez, allí yo le veía a menudo aunque no llegue a recibir sus clases, época en que mis padres y los Capotes Benot  se frecuentaban  y los pequeños éramos amigos, después se marcha de catedrático a Sevilla y no vuelvo a saber más de ellos. Sé que mi madre siguió manteniendo la relación y de vez en cuando iba a Sevilla a que la viera Eduardito como ella le llamaba, pues nunca estuvo bien del corazón. Un hijo José María Capote Benot (Arcos de la Frontera, 1943 - Sevilla, 1990) autor de “Epistolario de Luis Cernuda a H. Capote (1928-1932), en El surrealismo en la poesía de Luis Cernuda, Sevilla, 1976”.y un nieto el arquitecto Higinio González-Barba Capote han hecho trabajos sobre el poeta.

Mi mujer Piluca Gotor me contó que también conocía a su padre Pablo Gotor en la época sevillana.

El almacén que me suministraba los aparatos y productos fotográficos, ya como profesional en Madrid, estaba en la calle Eduardo Benot y también encontré este nombre en calles de otros pueblos e instituciones. A mi cualquier cosa me produce curiosidad y como coincidía este apellido con los de los amigos de mi madre me puse a indagar y encontré a un español ilustre Eduardo Benot Rodríguez (Cádiz, 26 de noviembre de 1822 - † Madrid, 1907), político, escritor, matemático, filólogo, lingüista y lexicógrafo español, perteneciente a la Generación de 1868, nacido en el seno de una familia culta y políglota: su padre, Julián Bernardo Benot, fue un oficial del ejército de Napoleón Bonaparte probablemente de origen piamontés que se afincó en la Bahía de Cádiz tras la Guerra de la Independencia, y su madre, Rafaela Rodríguez de Vicherón, una poetisa de noble cuna nacida en El Puerto de Santa María;

Retrato al óleo por Luis Menéndez-Pidal de Eduardo Benot
Eduardo Benot Rodríguez fue diputado a Cortes por Partido Republicano, elegido Diputado al Congreso (del que sería Secretario) por la circunscripción de Jerez de la Frontera, En la primera Republica fue Ministro de Fomento bajo la presidencia de Francisco Pi y Maragall a cuyo cargo estaban, entre otras, las tareas de Instrucción Pública, de Obras Públicas y de Agricultura. Como republicano tuvo problemas con la Restauración Monárquica y vivió un tiempo exiliado en Lisboa.


"¿Quién -aparte de los especialistas- recuerda hoy a Eduardo Benot? Es lamentable porque aquel hombre de pro, nacido en Cádiz en 1822, fue uno de los españoles más cultos, más polifacéticos y más enérgicos de su época: dramaturgo, matemático, filólogo, autor, además del título citado, de Arquitectura de las lenguas y de cuatro exitosas gramáticas (francés, alemán, inglés, italiano) que ponían el énfasis sobre el idioma hablado, diputado a Cortes, senador y ministro de Fomento del segundo gobierno de la República de 1873 -hasta el final de sus días Benot sería republicano acérrimo-, fundador del Instituto Geográfico y Estadístico, miembro de la Real Academia, y hasta algo poeta. Benot fue… mucho Benot.” *


Este importante español del que ahora se muchas más cosas de él, fue el padre de mi medico Don Rafael Benot

Al hablar de Capote y de la amistad con mi suegro Pablo Gotor no tengo mas remedio que referirme a él aunque sea brevemente, la persona que he conocido con más profundo sentido ético y sobre todo, con una alta dosis de responsabilidad ante la vida. Su primera vocación fue la pintura. Recibió clases en la escuela de Artes y Oficios siendo un alumno destacado. En los años 50 una vez que pase por la escuela de la calle Zaragoza en Sevilla vi un dibujo que aun seguia colgado despues de casi 40 años  del Moisés de Miguel Ángel realizado por él, ejemplo de un trabajo bien hecho. De esa época conservaba amigos pintores como Alfonso Groso, Juan Miguel Sánchez, Francisco Hohenleiter entre otros. Cuando cotaba con 14 años muere su padre, de personalidad irrepetible del que debió heredar mucho su hijo. Esta circunstancia familiar y económica le dio un nuevo rumbo a su vida. Buen estudiante muy adelantado entra en la facultad de Medicina, sus notas de esta época todas sobresalientes y matriculas de honor.


Pablo Gotor González


Carlos Jiménez Díaz con solo 24 años gana la cátedra de Clínica Médica de Sevilla, Gotor tenía 21años, estaba en los últimos cursos y se hacen amigos, amistad que duro toda la vida D. Carlos muere a los 69 Pablo 3 años después con la misma edad. Pablo Gotor era ademas un buen pintor lo que practico  toda su vida

Sánchez Mejías además de torero fue escritor y amigo de los de la Generacion del 27, poeta y autor de teatro “Sinrazón”, obra psicodramatica, una historia de locos sometidos a un experimento original: una terapéutica que buscaba la curación del paciente dándole la razón a sus disparatados razonamientos, es decir, haciendo verdad sus fantasías. Inspirada en el psicoanálisis de Sigmund Freud. Sánchez Mejías vivía cerca del manicomio de Miraflores en Sevilla, donde trabajaba un joven psiquiatra de veintitantos años Pablo Gotor, al que Ignacio frecuentaba en sus guardias, y le asesoraba como psiquiatra a montar el drama En el prologo de “Sinrazón”, sin citar su nombre, le agradece la ayuda que recibió de él para escribir esta obra, con la que triunfa en Madrid en 1928

* Ian Gibson El País 01/03/2005

Capítulo XI

Arcos de la Frontera
"Arcos de la Frontera es uno de estos postreros pueblos: imaginad la meseta plana, angosta, larga, que sube, que baja, que ondula, de una montaña; poned sobre ella casitas blancas y vetustos caserones negruzcos; haced que uno y otro flanco del monte se hallen rectamente cortados a pico, como un murallón eminente; colocad al pie de esta muralla un río callado, lento, de aguas terrosas, que lame la piedra amarillenta, que la va socavando poco a poco, insidiosamente, y que se aleja, hecha su obra destructora, por la campiña adelante en pronunciados serpenteos, entre terreros y lomas verdes, ornado de gavanzos en flor y de mantos de matricarias gualdas... Y cuando hayáis imaginado todo esto, entonces tendréis una pálida imagen de lo que es Arcos". (Azorín El Imparcial1905) 


Durante todos estos años todas las vacaciones me las pasaba en Arcos en casa de mis abuelos. Era una vivienda antigua pero rehabilitad quizás de cuando mi abuelo trajo el agua y edifico los depósitos, tenía cuarto de baños, con baño y lavabo de mampostería con un calentador de cobre alimentado con leña para el agua caliente y un retrete de cerámica que no se parecía en nada a los inodoros de ahora. La casa tenía una puerta directamente a la calle que rara vez se abría, un rodillo de tela relleno de lana o trapos colocado en la rendija que dejaba la puerta con el escalón para que no pasara el polvo de la calle que era terriza. La entrada de la casa se hacía por un patio ajardinado lleno de flores un "Jazmín" que recorría toda la tapia, un gran "Albérchigo" que daba unos frutos tan hermosos que eran la admiración de todos los que los veían, la "Dama de noche" que nos perfumaban en las calurosas noche de verano tomando el fresco, "Esponjas vegetales" que eran suficientes para usar por años y regalar a amigos y vecinos. "Rosas", "Hortensias" y "Crisantemos" para el cementerio. La vivienda tenía varios dormitorios que daban todos a una sala llenas de adornos que no servía para nada, una consola isabelina de caoba con varios quinqué que tuvieron uso antes de la luz electica y unos marcos con fotos sepias y flanqueada por dos maceteros modernistas con sendos gatos de escayolas, ánforas con plumas de pavo real y varias sillas thone de asiento de rejillas repartidas por la sala.
                                                                                                                                                                            


Blanco y negro y macetas con flores


De allí se pasaba al comedor habitación muy amplia de paredes encaladas, suelos de ladrillos rojos y techos de vigas como en toda la casa, una larga mesa vestida, flanqueadas de sillas rondeñas con asientos de eneas, un aparador con puertas de cristal donde se guardaba la vajilla y los manteles, la camilla con un brasero con copa,(tapa del el brasero para dosificar la salida de calor) Cerca de la mesa una gran cristalera del techo al suelo que daba al jardín. La cocina con anafes de carbón vegetal, (palabra que sino a desaparecido está a punto de desaparecer, no en Sudamérica que se sigue usando anafe de vitrocerámica o anafe de gas ...),  con un soplillo de esparto que se usaba para avivar el fuego, a las personas de mi edad, seguro que les trae recuerdos de la niñez, ver saltar las chispas que más de una vez me quemaron a pesar que me reñían -Niño no te acerques al anafe- Del comedor salía una escalera para el piso superior, había una habitación con un par de catres de tijeras, lecho de tela o de cuerdas entrelazadas, y armazón compuesta de dos largueros y cuatro pies plegables, cruzados en aspa donde dormían las chicas de servicio. El lavadero y la azotea con las ropas tendida al sol. Esta planta estaba a ras de la calle posterior de un nivel mas alto que la entrada principal, Tras los Molinos, donde estaba la puerta falsa El hueco de la escalera servía de despensa con puerta de rejillas para su ventilación
Cuando éramos muy pequeños mi abuelo no hacia traer al patio una carga de arena de rio para que jugáramos en ella y con ella. Esto era habitual en aquella época pues en los parques públicos, yo recuerdo en Jerez, lugares acotados con arena para que los niños jugaran (que poco higiénico ¿verdad?).
Me encantaba estar en Arcos y ejercer como arcense.
Puerta de Matreras
En Navidad con la zambomba y una riquísima variedad de villancicos. Mis abuelos vivían en el Pozo Hondón posiblemente en el barrio más pobre de Arcos, no porque ellos fueran de esa condición, sino porque era el sitio más adecuado para un inteligente negocio de venta de agua potable que él creo. Era conocido por “El grifo”, los depósitos que contenían el agua tenían esos artilugios y era la primera vez que lo conocían en el pueblo para ese uso. Mis abuelos eran propietarios de la huerta de San Francisco, huerta del convento franciscano, probablemente de la desamortización, que tenía abundante agua de muy buena calidad que trasvasaba por una tubería que construyo de unos dos kilómetros hasta donde tenía los depósitos en aquel barrio que estaba en la parte baja del pueblo.
Ahora las bebidas alcohólicas, lógicamente prohibida para los menores,  yo no puedo recordar cuando probé por primera vez el vino, a veces pienso que sería con el biberón. Mi abuela por las mañanas en el desayuno me daba un candiel como reconstituyente, fue una bebida muy popular que se administraba, como si de una medicina se tratara para casos de desvanecimientos o desmayos a consecuencia de una bajada de tensión o debilidad y por diferentes causas, su composición era un vaso de amontillado una yema de huevo y azúcar lo que me producía un leve y dulce sopor en un estado de ensoñación, después andaba jugando por el pueblo hasta que se aproximaba la hora del almuerzo que me reuniría con mi abuelo que paraba en un bar de tertulia con sus amigos, para volver a casa con él, no sin antes dijera al camarero, Canario, que era como se llamaba o le decían al tabernero, ponle al niño una copita de vino dulce con una tapita de riñones al jerez, aperitivo que me sentaba muy bien y volvíamos a casa abierto el apetito y un dulce mareíto En casa, la de Jerez no faltaba la garrafa de oloroso seco, “El Tresillo” que suministraban gratis de las bodegas del tío Raimundo y tomábamos en las comidas.


Calle del Altozano
No quiero prolongar las historias de mis abuelos paterno y materno que por cierto son muy interesantes y daría para muchos capítulos
En Arcos tenía amigos de mi edad en aquel barrio pobre de niños descalzos y harapientos con la desaprobación de mi abuela, andábamos por los montes de alrededor, “Las Canteras”, solo quedaban restos de lo que en otros tiempos sacaban piedras para la construcción, cogíamos nidos y otros bichos, y jugábamos con una pelota de trapos que se recubría de una malla de tomiza para que no se deshiciera. También subíamos con panderos (cometas) hecho de cañas papel de periódicos y trapos para la cola, lo más caro de todo era el hilo de cáñamo que había que comprarlo. Todos teníamos motes a mi me llamaban “El Mochuelo”, creo que me lo pusieron por que aun hoy dicen que miro con mucho descaro, fijamente mantenido la mirada y entonces con unos ojos grades